miércoles, 30 de septiembre de 2009

Propuesta educativa de la Escuela Salesiana

La escuela salesiana

La escuela católica es el lugar de la transmisión y resignificación orgánica, crítica, valorativa, histórica y dinámica de la cultura. Persigue este fin desde una visión cristiana de la realidad, mediante la cual la cultura humana adquiere un puesto privilegiado en la vocación integral del hombre: realización de la persona en la dimensión individual, social y trascendente.


Lo que caracteriza y da sentido a la Escuela Católica es su referencia a Jesucristo y su mensaje. Los valores del Evangelio se convierten en motivaciones interiores, normas educativas y al mismo tiempo en metas finales.


El carisma salesiano, legado a Don Bosco y la Madre Mazzarello a los primeros salesianos, hoy nos exige, como nunca, estar en el ámbito de la educación católica y salesiana guiando a los niños, adolescentes y jóvenes.

La misión educativo pastoral de la Escuela Salesiana requiere la construcción de una comunidad educativa caracterizada por el ambiente de familia, la participación y corresponsabilidad de sus miembros, la apertura, el diálogo y el compromiso con el medio sociocultural circundante y la inserción en la Iglesia local.


La escuela salesiana es una realidad en continua construcción y por eso no puede exigir unanimidad completa de criterios y actitudes, pero sí debe constituirse en:

-casa, porque todos se sienten acogidos, aceptados, valorados y estimulados en su proceso de crecimiento y se cuidan la gratuidad y la reciprocidad en las relaciones;

-patio, porque se cultiva la amistad y el espíritu de fiesta, se promueven los intereses y las capacidades personales y lo asistemático se vuelve educativo sobre todo por la presencia animadora de los educadores;

-parroquia, porque cada uno encuentra el acompañamiento y las propuestas adecuadas para madurar gradualmente en la fe.


El sistema preventivo de Don Bosco


De la experiencia vivida por Don Bosco y la Madre Mazzarello asumimos los rasgos caracterizantes:

- el joven es el centro del proceso educativo, lo que implica recibirlo como es, descubrir sus potencialidades y ayudarlo a crecer mediante múltiples intervenciones educativas, durante la jornada escolar y las actividades extraescolares;

- el clima de familia en el que se favorecen y cultivan las relaciones interpersonales, la reciprocidad, la solidaridad, y la amistad, y se forma un ambiente de alegría y confianza que genera compromiso;

- el ambiente educativo como vehículo y propuesta de valores, que se caracteriza por el espíritu de familia, el clima de alegría y el sentido de la fiesta, la invitación a la participación creativa, la educación en y para la libertad responsable y la dedicación esperanzada al trabajo de cada día;

- la asistencia salesiana, presencia activa y amistosa de los educadores en medio de los educandos participando en los intereses juveniles;

- la relación educativa personal que acoge al joven en el punto de maduración en el que se encuentra, y reconoce su carácter único y lo acompaña en su crecimiento;

- el criterio de la preventividad, por el cual se proponen experiencias positivas, que favorecen el desarrollo de actividades que les permiten superar los riesgos y las situaciones difíciles, ayudándoles a captar el sentido de la vida y a vivirlo en plenitud.

El sistema preventivo se asienta en:

- la razón, entendida como formación del sentido crítico, búsqueda de la motivaciones profundas, dialogo y apertura a los valores de la cultura;

- la religión, entendida como fe propuesta, asumida y correspondida para emprender un camino personal de santidad, teniendo siempre presente las opciones personales del educando.

- la amorevolezza, entendida como acogida incondicional, relación constructiva y rica en propuestas, como presencia cordial y fiel entre los jóvenes.

(Fuente: Secretariado Argentino de Pastoral Juvenil, Propuesta educativa de las Escuelas Salesianas. Instituto Salesiano, Buenos Aires, 2005)

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